sábado, 12 de diciembre de 2015

Hemos vuelto: 112 días, 30.000 kilómetros

 Ya estamos en casa...
 Después de 16 semanas y 30.015 kilómetros, de nuevo en Castro-Urdiales.

 Dieciocho países: Francia-Alemania-Polonia-Ucrania-Rusia-Kazajstán-Mongolia-Kirguistán-Uzbekistán-Turkmenistán-Irán-Turquía-Bulgaria-Serbia-Croacia-Eslovenia-Italia-Francia otra vez, y Andorra, que los pequeños también cuentan... Algunos los hemos atravesado a toda velocidad, otros los hemos saboreado con calma.
 Las estepas kazajas, la inmensidad de los paisajes mongoles, las montañas kirguisas, las huellas de la Ruta de la Seda en Uzbekistán y Turkmenistán, la antigua Persia, la fascinante Anatolia... Todo con un denominador común, la hospitalidad de sus gentes. No es un tópico, es real.
 Con calma (tenemos alrededor de 40.000 fotos, en serio), iremos contando en el blog nuestras vivencias en este viaje tan intenso. Nuestra búsqueda de los nómadas nos ha devuelto al punto de partida, pero sabemos que antes o después volveremos a ponernos en marcha.

"... y cuando creáis que habéis llegado, sabed encontrar nuevas sendas."
("Itaca", Lluis Lach)

jueves, 12 de febrero de 2015

Mongolia, tierra de nómadas

  "Un mongol sin caballo es como un pájaro sin alas" 

En pocos lugares se tiene la sensación de aislamiento y lejanía que siente el viajero en Mongolia: grandes desiertos e interminables estepas, montañas y la profunda taiga, y una población de menos de tres millones de habitantes en un territorio tres veces el tamaño de España... Un tercio de la población vive en la capital, Ulan Bator, y otro tercio de sus habitantes sigue siendo nómada. El clima es continental extremo, oscilando de verano a invierno entre los 45º y los -45º , según los territorios.



 Tierra de pastores nómadas, a lo largo de los siglos sus habitantes han desarrollado maneras de sobrevivir en un entorno muchas veces hostil, en un clima duro para el hombre.
 Los mongoles convirtieron el caballo en su mejor aliado: como portador de carga, fuente de alimento, e instrumento de conquista...



 La historia nos habla de gente dura, e incluso feroz. Mientras que en otros pueblos sólo un pequeño porcentaje de hombres estaba adiestrado para la guerra, prácticamente todo mongol con un caballo y un arco era un soldado.
 En los primeros siglos de nuestra era, los xiongu del norte tuvieron grandes enfrentamientos con sus vecinos del este, forzando la construcción de lo que conocemos como Gran Muralla China. Sus descendientes, los hunos, aterrorizaron Europa en los últimos tiempos del Imperio Romano. Fue el primer estado creado por los nómadas.
 Timuyin unificó a principios del siglo XIII a veintisiete tribus mongolas, y en 1206 fue proclamado "Gengis Kan", "El Gran Soberano". Sus veloces conquistas cambiaron la configuración de toda Asia y la mitad de Europa. En sólo veinticinco años el dominio mongol se extendía desde lo que hoy es Corea hasta Hungría, y desde Siberia hasta la India.
 Entre sus sucesores destacó Kublai Kan. Durante su mandato se favorecieron el comercio y los viajes; fue la época en que vivió Marco Polo... Comerciantes árabes, persas, indios y europeos intercambiaban caballos, alfombras, piedras preciosa y especias por cerámica, lacados y seda.
 El Imperio Mongol fue asimilado por Manchuria a finales del S. XVII. En 1921 se independizó de China, y en 1924 se proclama la República Popular de Mongolia, en la órbita de la Unión Soviética.




 La importancia del clan y el espíritu de comunidad  han sido vitales para la supervivencia. De ahí también la generosidad que les caracteriza. Los mongoles nómadas actuales llevan una vida asombrosamente parecida a la de sus antepasados, en perpetuo movimiento a caballo, siempre en búsqueda de pastos para sus rebaños y sin más protección que sus tiendas tradicionales, los gers.

Algunos apuntes sobre su cultura:

 Los pastores nómadas tienen rebaños de yaks, ovejas, camellos y cabras, además de caballos. La alimentación se basa fundamentalmente en carne y leche (yogures, quesos...). La bebida clásica es el té salado, aunque también se toma mucho vodka, y existe también una bebida típica, el airag, leche de yegua fermentada.

 El treinta por ciento de la población es animista, un veinticinco por ciento budista, un cinco por ciento musulmana, y el resto no profesa ninguna religión concreta.
 En la estepa encontraremos Ovoos, puntos en el camino especialmente señalados, casi sagrados, donde se agradece, venera y se hacen peticiones a la madre naturaleza. Formados por montículos de piedra y jirones de seda azul, al llegar a ellos el viajero lanza tres piedras y lo rodea tras veces en el sentido de las agujas del reloj.



 Los mongoles celebran el Año Nuevo con la finalización del invierno y la llegada de la primavera. Tsaagan tsar es una celebración que comienza con la visita al Ovoo más cercano y continúa con la visita a familares y amigos (pueden estar semanas, dadas las grandes distancias a recorrer).
Se sacrifica una oveja, cuya cola se sitúa encima de la mesa, y se come, se bebe vodka y se cantan canciones... (tienen un canto gutural, khuumaii, muy difícil de ejecutar).

  El festival Naadam es la fiesta nacional, y se celebra entre los días 11 y 13 de julio en Ulan Bator, y en fechas cambiantes de julio y agosto en el resto del país. Es el evento cultural y social más importante de Mongolia. Su mayor atractivo son los deportes tradicionales de los nómadas: la lucha, el tiro con arco y las carreras de caballos ("los tres juegos viriles"), tradicionalmente la forma de evaluar el valor militar de los hombres.
 La lucha se practica en parejas, sin categoría de peso y sin límite de duración, con el objetivo de que el adversario toque el suelo con cualquier parte del cuerpo, sin considerar las plantas de los pies ni   las palmas de las manos, estando prohibidos los golpes.


  En el tiro con arco participan hombres y mujeres, de cualquier edad, disparando sobre pequeñas dianas situadas hasta a 65 metros de distancia.


  Las carreras de caballos se desarrollan en las estepas, llegando a participar hasta dos mil caballos, recorriendo distancias de 15 a 30 kilómetros, según la edad de caballo y jinete. Y con la particularidad de que los jinetes son niños y niñas, desde los cinco a los doce años de edad, muchas veces montando a pelo...



 La vivienda tradicional es el ger, sorprendentemente simple: es totalmente desmontable, ligero y fácil de transportar. En menos de dos horas los nómadas son capaces de montar o desmontar un ger, que puede llegar a tener una capacidad de hasta veinte personas.
Su estructura circular, de madera, está cubierta con más o menos capas de fieltro, según la estación del año. Consta de unas paredes (como celosías), vigas hasta el anillo del techo, y cintas de sujeción.


 La zona de mujeres y niños está a la derecha, así como los utensilios de cocina, y los hombres se sitúan a la izquierda. El fuego (o la estufa), en el centro, para cocinar y mantener la temperatura en invierno. Los únicos muebles son las camas, la estufa, alfombras y pequeñas mesitas bajas, así como  un pequeño altar budista y un pequeño altar familiar. La puerta se orienta al sureste; suele estar pintada de colores llamativos, mientras la cubierta es de color claro. La apertura del anillo del techo permite que entre la luz y salga el humo.


 La forma redondeada del ger no ha cambiado en siglos, aunque en los últimos años los nómadas hayan incorporado placas solares y antenas parabólicas...
La ubicación del ger suele cambiar cuatro veces al año, siguiendo las necesidades del ganado según las estaciones.


  Algunas de las zonas de mayor interés en Mongolia:

  Reserva Nacional Khustain Nuruu: allí se encuentran los últimos ejemplares libres del caballo salvaje, el caballo de Przewalski (thaki en mongol)

  Karakorum fue la antigua capital del Imperio Mongol, que comenzó a construir Gengis Kan. Destruída  en su mayor parte, apenas quedan tres templos y el monasterio de Erdene Zuu, el principal templo del budismo lamaísta en Mongolia.

  El Desierto del Gobi:  un inmenso pedregal con una pequeña porción arenosa, aunque su paisaje más conocido son las dunas de arena (las de Khongor , de hasta cien metros de altura, tienen 180 km de longitud, con una anchura de 15-20 km). Pero hay otros paisajes, con zonas montañosas, incluida una lengua glaciar permanente en el valle de Yol.
 Y como curiosidad, el Gobi es una de las zonas del planeta más rica en restos de dinosaurios, incluidos esqueletos completos y huevos fosilizados.


  El Lago Khovsgol, lindando con Siberia,está  custodiado por montañas de hasta 2000m, alimentado por numerosos ríos y rodeado de frondosos bosques. En sus orillas viven los tsaatan, los nómadas de los  renos, cuya existencia se organiza totalmente en torno a estos animales ( les aportan alimento, transporte, pieles...), Sus tiendas recuerdan poderosamente los tipis de los indios norteamericanos, y el chamanismo pervive entre sus tradiciones. Quizás hay un nexo de unión entre ambos pueblos por una posible migración a través del estrecho de Bering...


  Montes Altai, al norte y el oeste: en la zona fronteriza con Rusia la población mayoritaria es de origen kazajo, los famosos jinetes con águilas. El Festival de las Águilas Doradas se celebra en Olgii, a primeros de octubre, reuniendo casi a cien cazadores kazajos, quienes realizan exhibiciones y competiciones de caza.




 Nosotros llegaremos a Mongolia a comienzos de septiembre, con los primeros fríos... El Altai es uno de nuestros sueños en este viaje, y después aún tenemos que decidir la ruta, son poco más de dos semanas lo que tenemos. Las distancias son enormes, y lo que parecen carreteras en los mapas son poco más que rodaduras de polvo, arena o barro (la media de velocidad que permiten, según nos han avisado, es de 30km/h).



 Encontraremos, pues, montañas y bosques, desierto y estepas. Y siempre un cielo azul intenso.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Caballos y nómadas, una relación ancestral

 Pocos animales son tan hermosos y nobles como un caballo. Es fuerte y resistente, veloz, manso y fiel cuando está bien domado... Son las características por las que ha atraído siempre al hombre, además de por su notable utilidad práctica, para transportar o tirar de cargas.
 La admiración por el caballo se remonta a la prehistoria, como podemos constatar por las múltiples representaciones pictóricas y escultóricas que han llegado hasta nosotros.
 Fueron cazados desde el Paleolítico, y posiblemente su domesticación inicial, en el Neolítico, se hizo con la perspectiva de provisión de alimentos (carne y leche), aunque se encontró luego un interés añadido, como método de transporte.
 Se ha debatido mucho tiempo si la domesticación sucedió en varios puntos del planeta de forma independiente, o si ocurrió en un sólo lugar y de allí se extendió al resto. Las últimas evidencias indican que se produjo en las estepas euroasiáticas, en lo que hoy es Kazajstán...



 El caballo doméstico moderno (Equus ferus caballus) desciende del caballo salvaje Equus ferus ferus (conocido como tarpán), extinguido en el siglo XIX. En la actualidad sólo sobrevive una subespecie de caballo salvaje, el Equs ferus przewalskii. Su estado actual es crítico, reducido a unas pocas manadas en dos Parques Nacionales de Mongolia y China, y varios ejemplares en zoológicos. La población actual es de unos mil ejemplares en todo el mundo.
 Es de pequeño tamaño y estructura maciza, con patas cortas y cabeza grande comparadas con el resto del cuerpo; sus crines, oscuras y cortas, siempre están erectas. Tiene 66 cromosomas, a diferencia de los domésticos, que poseen 64, aunque ambas especies pueden cruzarse.



 Existen pocas evidencias arqueológicas directas de la domesticación del caballo. Los hallazgos arqueológicos hasta la fecha se inclinan por la cultura Botai (actual Kazajstán), hace aproximadamente 5.500 años.
 Investigadores de la Universidad de Pittsburgh encontraron evidencias circunstanciales en un asentamiento de esa cultura, identificando la ubicación de 54 chozas y docenas de conjuntos de restos de lo que en su día fueron postes clavados verticalmente en el terreno, como sería lo más práctico para un corral. Después analizaron muestras de tierra para medir las concentraciones de diferentes compuestos. Las proporciones halladas de nitrógeno, fósforo y potasio en los suelos de los supuestos corrales se corresponden con lo que se esperaría de la tierra enriquecida con estiércol de caballo.
 Se encontraron también restos de mandíbulas con desgastes dentarios, que podrían indicar el uso de bocados...
 Por otra parte, una investigación posterior de la Universidad de Cambridge, publicada en 2012, parece confirmar que la población original de los caballos domésticos procede de la estepa occidental de Eurasia, según se desprende del análisis genético de los linajes femeninos de la especie actual.



 La doma del caballo permitió ampliar la distancia que una persona puede recorrer en un día. Esto facilitó, por ejemplo, multiplicar el tamaño de los rebaños que un pastor podía controlar... Además, era posible la caza de presas más grandes y rápidas, antes fuera de sus posibilidades.
 Y hay otro aspecto a tener en cuenta: las técnicas de la caza son la preparación natural para la guerra. El máximo impacto cultural del caballo lo produjo su uso guerrero. Pueblos nómadas, pastores y cazadores, acabaron convertidos en jinetes conquistadores de los pueblos sedentarios y agricultores de otros territorios. Escitas, hunos, mongoles... La combinación del caballo y el arco fue decisiva para su expansión.



 Una curiosidad: montar a caballo exige una vestimenta especial, que permita protección corporal al ir sentado, y libertad de movimientos. Así nacieron los pantalones. Previamente se usaban túnicas, togas, vestidos... Ötzi, el hombre de los hielos, llevaba una combinación de tres piezas de taparrabos y medias.
 En mayo de 2014 se publicó el descubrimiento de los pantalones más antiguos conocidos, de hace aproximadamente 3.500 años, en una necrópolis en la cuenca del Tarim, en el oeste de China. Se hallaron los cuerpos de dos hombres de alrededor de 40 años. Uno de los hombres fue enterrado con una brida de cuero decorada, un bocado de caballo de madera, un hacha de combate y un brazalete de cuero. Entre los objetos de la otra tumba se encontraban un látigo, una cola de caballo decorada y un arco y su funda.
 Los pantalones que llevaban los dos hombres eran de lana, y constaban de tres piezas de tejido, una para la entrepierna y otras dos para las piernas. Estaban teñidos de color marrón, tenían aberturas laterales, cordones para ajustar la cintura y decoraciones tejidas en las perneras.



 Así que, posiblemente, los pantalones fueron inventados para montar a caballo por pastores nómadas. Piensa en ello la próxima vez que abras la puerta del armario...

martes, 26 de agosto de 2014

Kirguistán, las Montañas del Cielo

 Kirguistán es un pequeño y hermoso país que alberga los dos sistemas montañosos más grandes de Asia Central: Tian Shan ("las montañas celestiales"), en la frontera con China,  y el Pamir al sur. Varios sietemiles se alzan allí:  Ibs Sina (antes Pico Lenin, 7.165m), Jengish Chokusu (antes Pobeda, 7.439m) y Khan Tangri (6.995m). De los glaciares de sus cumbres mana un agua que se desliza entre bosques y desfiladeros, forma lagos y ríos impetuosos, y da vida a los campos, antes de perderse en el fértil valle de Fergana...

 
 
  Son algo más de cinco millones de habitantes, en un territorio que es aproximadamente la mitad de la Península Ibérica.
  La mayoría de su población es de etnia kirguís, un pueblo nómada originario de Siberia  que fue emigrando hacia el sur, huyendo del empuje de los mongoles. Su lengua es del grupo turco, y la religión mayoritaria es musulmana suní, aunque persisten vagamente creencias animistas. Gran parte de ellos siguen practicando el pastoreo nómada. Cuando comienza el deshielo, familias enteras abandonan las aldeas de los valles y se encaminan a las tierras altas con sus rebaños (ovejas, vacas, caballos), en busca de los mejores pastos (jailoo). En verano, las orillas del lago Song Kol se encuentran salpicadas de yurtas...
 
 
 La bandera de Kirguistán presenta un disco solar, dentro del cual se representa un tunduk, la parte central del techo de la yurta kirguís.
 
 
  La tradición oral cuenta con una epopeya,"Manas", un poema épico que relata las hazañas de Manas, sus descendientes y seguidores, quienes pelearon contra los chinos en el siglo IX para mantener la independencia kirguís. Es recitado por los manaschi, y se encuentra en la lista de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.
 
 
 
 Al igual que los kazajos, los kirguises siguen practicando hoy en día la cetrería, la caza con águilas.
 
 
 Y existe un juego tradicional, el Ulak Tartysh, en el que dos grupos de jinetes compiten por la posesión del cuerpo de una cabra decapitada. El que logra recogerla del suelo debe ser capaz de llegar hasta una estaca cercana, rodearla y regresar al punto de partida, depositando el cadáver en un círculo marcado sobre la tierra. Todo ello realizado con la ayuda de los miembros de su equipo, con los cuales puede relevarse, teniendo que evitar que los jinetes del equipo rival les arrebaten el animal...
 Se supone que el origen de todo esto se encuentra en los lejanos tiempos en los que los pastores nómadas vigilaban desde sus cabalgaduras la aparición de los lobos que amenazaban  sus rebaños. Cuando se aproximaban, salían a su encuentro al galope y dispersaban la manada. Si algún lobo era acorralado, lo golpeaban con palos hasta causarle la muerte. Después se entretenían tratando de quitárselo los unos a los otros...
 
 
 
 Kirguistán está lleno de parajes de ensueño. El más famoso es el lago Issyk Kul, el segundo mayor lago de montaña del mundo, después del Titicaca, con 180 km de longitud y 60 km de anchura. Una corona de cimas nevadas lo bordea, y aunque la temperatura en invierno puede bajar de -40ºC, las aguas del lago nunca se congelan. Sus playas de fina arena lo convierten en un frecuentado lugar de veraneo, aunque la orilla sur se mantiene aún a salvo del turismo de masas.
 
 
  El Parque Nacional Ala Archa, al sur de Bishkek, la capital, aglutina veinte glaciares entre sus escarpados picos de montaña.
  Sary Chelek, declarado Reserva de la Biosfera de la Unesco, cuenta con seis lagos de montaña.
  El desfiladero Jetty-Oguz está formado por el río del mismo nombre, que desemboca en el Issyk Kul (y hemos leído que hay leopardo de las nieves...)
Y Arslanbob guarda más de 130 especies de árboles, cascadas y desfiladeros. Sus viejos nogales dicen que proporcionaron las nueces que Alejandro Magno llevó a Grecia, introduciendo así los nogales en Europa...

 
 
  En la ciudad de Osh se encuentra la montaña Sulaiman, declarada Patrimonio de la Humanidad, un lugar de peregrinación para los musulmanes (en su cima hay una mezquita del S. XV); y no se puede pasar por alto su mercado, recuerdo vivo de lo que significó la Ruta de la Seda.
  Más restos de la vieja vía comercial: de la antigua ciudad de Balasagún queda poco más que la torre de Burana, un minarete del S.XI (inicialmente de unos 45m de altura, el paso del tiempo lo ha reducido a los 25m actuales). Existe también un cementerio, cuyas últimas lápidas datan del S. XV, cuando la ciudad fue definitivamente abandonada.
 
 
  Y el fundamental, Tash Rabat, un caravanserai en los lindes ya con China, a 3.500m de altitud, en un valle entre montañas peladas, que se ha mantenido casi inalterado desde el S.XV. Fue refugio y descanso para los antiguos comerciantes, y espero que nosotros lleguemos a pernoctar junto a sus muros...
 
 
 
 
  En el último capítulo de "El corazón perdido de Asia", Colin Thubron describe una ruta al este de Issyk Kul, siguiendo el valle del río Tiup. Casi en la frontera con Xinjiang, en el fin del mundo, en un valle desnudo,encuentra un kurgan, un túmulo: el sepulcro de algún jefe escita o turco. Junto a él, una colina de piedras. Se dice que Tamerlán, al pasar por allí con su ejército, ordenó que cada soldado cogiera una roca y la apilara a su paso. Años después, a su retorno, cada hombre se llevaría una piedra a Samarkanda, y las que quedaran se convertirían en un cenotafio a los caídos. Quizás queden allí cincuenta mil piedras...
 
 
   Montañas rocosas, muros de la Edad Media y piedras apiladas, cómo voy a disfrutar en Kirguistán...
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 

viernes, 9 de mayo de 2014

El leopardo de las nieves

 Quizás el felino más esquivo, el leopardo de las nieves es una criatura solitaria que habita algunas de las zonas más extensas e inhóspitas del planeta. Es el animal más emblemático de Asia Central. La Panthera uncia, también llamada onza o irbis, se encuentra en peligro de extinción. Se estima que habrá apenas 5.000 ejemplares en estado salvaje. El mayor número está en China, 2000-2500; se puede encontrar también en Afganistán, Rusia y el Himalaya (Pakistán, Nepal, Bután e India). En los países que a nosotros nos interesan se manejan estas cifras de población aproximada: 180-200 en Kazajstán, 150-500 en Kirguistán, 180-220 en Tayikistán, 20-50 en Uzbekistán y 500-1000 en Mongolia.


 
 
 
 Habita generalmente en terrenos escarpados entre los 2000 y los 4000m, aunque ha sido encontrado hasta a 6000m de altitud. Son muy difíciles de avistar, y su excelente camuflaje les ayuda a pasar desapercibidos entre las rocas desnudas y la nieve. Para los habitantes de las zonas en las que vive, son "los fantasmas de las montañas". Su pelaje es gris/pardo, suave y muy denso, y poseen una cola de extraordinaria longitud. El adulto puede medir 0.75-1.30m, con una cola de hasta un metro.
 
 
 
 
 Son animales solitarios salvo en época de reproducción, cuando macho y hembra colaboran para cazar presas mayores de las habituales. Suelen tener dos crías, con un máximo conocido de cinco. Es un gran predador, y tiene uno de los saltos más largos entre los felinos. Sus presas son variadas, desde conejos, marmotas y otros pequeños mamíferos hasta cabras salvajes y venados, incluso aves como las chovas. También pueden carroñear restos de animales, y un dato curioso es que como alimentación complementaria come hierba... Y es la única especie de su género que no es capaz de emitir rugidos.
 
 
 
 
 Se encuentra amenazado por la caza ilegal (existe demanda de su piel y de sus huesos para ser utilizados en la medicina tradicional china), y por la disminución del número de sus presas habituales. Esto hace que ataque al ganado, por lo que es cazado por los ganaderos en represalia. También la construcción de infraestructuras en las áreas que habita puede suponer un riesgo.
 Existen asociaciones, como Snow Leopard Trust, que se dedican a trabajar para la protección de la especie. En octubre de 2013 se celebró en Kirguistán un Foro Internacional para la Conservación del Leopardo de las Nieves, donde acudieron los doce países donde está presente.
 
 
 
 
 
 Un par de curiosidades:
 
 El premio "Leopardo de las Nieves" se concedía a los montañeros que ascendían a los cinco picos más altos de la antigua URSS.
 
 El símbolo de Samarcanda a lo largo de los siglos ha sido la onza. Hay una leyenda que dice que cuando se fundó la ciudad bajó de las montañas de Zaravshan un leopardo, que dio la vuelta alrededor de las murallas, aprobando su construcción... La madraza de SherDor, conocida normalmente como "de los leones", presenta en su fachada dos leopardos que llevan a sus espaldas el sol, signo del poder y la fuerza.
 
 

 
 
 Os ponemos el enlace de un vídeo captado con una cámara de investigación, que es descubierta por una hembra y su cría que se acercan a curiosear
 
 
 
 Y otro con una secuencia de caza
 
 
 
 Dedicaremos horas a hacer esperas para intentar observarlos. Quizás podamos ver su silueta pasando como una sombra sobre sus silenciosas garras...
 





domingo, 27 de abril de 2014

Samarcanda, entre la realidad y el mito

"El nombre de "Samarkanda" no evoca ninguna ciudad terrestre. Tiene un sonido que roba el corazón. Samarkanda apenas habita en los lindes de la geografía. Su nombre tiene un timbre de rareza que sale de la tierra; fue sede de un imperio tan lejano en sus estepas y desiertos que no rozó Europa sino para aterrorizarla. Después se sumió en la oscuridad durante siglos, y centelleó en la imaginación popular (...) pero su realidad estaba fuera de todo alcance."
 
 
 A pesar de las palabras de Colin Thubron, las crónicas de los viajeros actuales avisan: la primera impresión de Samarcanda hoy en día puede decepcionar, pues el urbanismo soviético ha engullido los restos arquitectónicos de la que se considera una de las ciudades más antiguas del mundo aún habitadas, con una historia de más de 2.750 años a sus espaldas. Hay que saber mirar, y al contemplar sus maravillosas cúpulas azul turquesa rememorar qué ha significado durante siglos Samarcanda...





 "Jardín del alma", "Piedra preciosa del Islam", "Centro del universo", "Espejo del mundo", son algunos de los nombres con los que escritores y poetas la han descrito. Amin Maalouf, en su novela "Samarcanda", recrea su historia, centrándose en Omar Jayyám, el poeta, filósofo, astrónomo y matemático, que vivió aquí durante varios años, en el siglo XI.







 Samarcanda es hoy la segunda ciudad de Uzbekistán, aunque la mayor parte de su población es cultural y lingüísticamente tayika.

  Afrasiab fue la ciudad precursora de Samarcanda, fundada en el siglo VII a. C.; entre sus restos arqueológicos se encuentra un edificio que se dice que alberga la tumba de Daniel, el profeta del Antiguo Testamento.
  Alejandro Magno la conquistó, no sin dificultad, bajo el nombre de Maracanda, cuando era la capital sogdiana del imperio persa aqueménida.
  En el siglo VIII fue sometida por los árabes. Se cuenta que el secreto de la fabricación del papel se obtuvo a partir de la confesión de dos prisioneros chinos, lo que dio lugar a la primera fábrica de papel en el mundo islámico, en Samarcanda; desde allí se extendería a través de las conquistas árabes, hasta llegar a Europa.
 La ciudad prosperó, siendo uno de los puntos más importantes de la Ruta de la Seda.  Fue saqueada por los mongoles de Gengis Kan en 1220.
 El periodo más significativo de su historia llegó llegó con Tamerlán y sus descendientes, la dinastía timúrida , entre los siglos XIV y XV.
Después llegarían los uzbekos, y años después pasaría a ser gobernada por los emires de Bujara. En el siglo XIX  pasó a manos rusas, y en 1925 se convirtió en la capital de la República Socialista Soviética de Uzbekistán.





Tamerlán (o Timur Lang, "Timur el cojo"), fue el último de los grandes conquistadores nómadas de Asia Central. De origen turco-mongol, nació al sur de Samarcanda alrededor de 1330, y murió en 1405, cuando se dirigía a conquistar China. Sus grandes campañas militares comenzaron en 1370, y en poco más de dos décadas sus conquistas se extendían desde India hasta lo que hoy es Rusia, y desde la cordillera de Tian-Shan hasta Anatolia. Las crónicas nos hablan de alguien con una personalidad contradictoria, con afán destructor y capaz de actos de gran crueldad, pero con una gran inteligencia, amante de las artes y la poesía, y con grandes conocimientos de historia, astronomía y medicina; se dice que el ajedrez era uno de sus juegos favoritos...
 Convirtió a Samarcanda en la capital de su imperio, y durante más de treinta años construyó hermosos edificios que aún hoy perduran, atrayendo a la ciudad a los más reputados intelectuales y artesanos, haciéndola florecer a nivel cultural, artístico y también comercial.



 Estos son los principales monumentos de Samarcanda:

 Registán es uno de los lugares más impresionantes de Asia Central. El término significa "lugar de arena", pues fue construída sobre el lecho seco de un río. Alrededor de una gran plaza, que fue el centro medieval de Samarcanda, se encuentran tres monumentales madrazas (escuelas coránicas).
 En el oeste, la madraza de Ulugh Beg (terminada en 1420), es un homenaje a la ciencia, la astronomía y la filosofía. Enfrente, la madraza SherDar (1636), con sus dos rugientes felinos en la decoración de la portada, que desafían la prohibición del Islam de representar animales vivos. En medio de las dos, la madraza TillaKari (1660), con su hermoso patio. Las dos últimas fueron mandadas construir por el emir Yalangtush.




 Cuenta la leyenda que la mezquita Bibi Khanun ("reina de todas las mujeres") fue mandada edificar por la esposa de Tamerlán. En realidad, éste regresó en 1398 con un cuantioso botín procedente del saqueo de Delhi, y quiso edificar una mezquita que superase a todas las existentes en dimensión y belleza; los mejores artesanos de todos los puntos del imperio fueron asignados al encargo.
 Se derrumbó en un terremoto en 1897 y ha sido restaurada. Aunque hoy aún impresiona por sus desmedidas dimensiones es tan sólo una sombra de lo que fue, con sus cuatro minaretes y un patio central rodeado por un corredor de arcadas con 400 columnas de mármol blanco.




Unas suaves colinas coronadas por más de treinta mausoleos y criptas y un cementerio musulmán forman la necrópolis Shah-i-Zindah ("tumba del rey vivo"). Cuenta la leyenda que Qusam ibn Abbas, un primo del profeta Mahoma, el introductor del islam en Asia Central, fue decapitado aquí por un infiel, mientras rezaba. Pero por un milagro Abbas sostuvo su cabeza entre las manos, descendió a un pozo, y allí siguió viviendo. Por eso este lugar se convirtió en su santuario y lugar de peregrinación. Más tarde se convirtió en la necrópolis de la dinastía timúrida y de las personas destacadas de la sociedad de Samarcanda.





 La tumba de Tamerlán, el mausoleo Gur-e-Amir ("tumba del rey"), es uno de los monumentos mejor conservados de la ciudad. Además del de Tamerlán, guarda los cuerpos de dos de sus hijos, de dos de sus nietos y de su consejero espiritual.
 El edificio ocupa un importante lugar en la historia de la arquitectura islámica, como precursor y modelo, por ejemplo, del Taj Mahal (construído por descendientes de Tamerlán, la dinastía Mogol del norte de la India).


 

 El observatorio astronómico Gurkhani Zij fue construido en 1428 por Ulugh Beg, nieto de Tamerlán. Tiene un inmenso sextante mural de más de cuarenta metros de radio, que sirvió para calcular la posición de las estrellas y la eclíptica, elaborando el mejor catálogo estelar de la Edad Media, el Zij-i-Sultani, donde se detallan 1018 estrellas. Además Ulugh Beg calculó con extraordinaria precisión el año astronómico, con un ligero error de sólo 58 segundos.
 El observatorio fue destruido en 1449, cuando el gobernante-astrónomo fue asesinado. Pero sus restos fueron localizados y desenterrados a principios del siglo XX,  y posteriormente las autoridades soviéticas lo restauraron y edificaron un museo.






 Existe una curiosa conexión entre Samarcanda y España: en el siglo XV, el rey de Castilla Enrique III envió una embajada a la corte de Tamerlán, con la intención de crear una alianza en su guerra contra los turcos. El 8 de septiembre de 1404, Ruy González de Clavijo y su séquito rindieron pleitesía al que en aquel momento era posiblemente el hombre más poderoso de la tierra. Tamerlán atendió cortésmente y agasajó a los altos dignatarios de Occidente, pero se encontraba ya planificando su campaña militar contra China y partió a las pocas semanas. Fallecería meses después.
 El relato del viaje de González de Clavijo, entre 1403 y 1406, recogido bajo el título "Embajada a Tamorlán", es una de las joyas de la literatura medieval, comparable al célebre "Libro de las Maravillas" de Marco Polo...
 Como agradecimiento a sus visitantes, Tamerlán puso el nombre de Madrid a un pueblo a las afueras de Samarcanda (existían ya pueblos llamados Cairo, Bagdad, Damasco...). Hoy en día Madrid es un barrio de Samarcanda, y existe una calle dedicada al gran viajero: "Rui Gonsales de Klavixo ko´chasi".
 En el museo del observatorio de Ulugh Beg hay un mural que recuerda la visita del castellano:






 No veremos el esplendor que describe Ruy González de Clavijo en todo su apogeo, pero estoy deseando contemplar esos minaretes y cúpulas turquesas que figuran en la portada de "El corazón perdido de Asia", el libro que desencadenó la preparación de nuestro viaje...
 Como dijo el poeta: "Samarcanda, el más bello rostro que la Tierra haya vuelto jamás hacia el sol".

domingo, 20 de abril de 2014

Turkmenistán: Darvaza, "La Puerta del Infierno"

 Turkmenistán es uno de los países más cerrados al exterior del mundo, conseguir el visado de tránsito para nuestro Toyota va a ser complicado. Pero la visita a Asia Central no estaría completa sin esta república, y además es el punto de paso hacia Irán, otro objetivo tampoco fácil...

 Cerca del 80% de la superficie del país está ocupada por el desierto de Karakum ("las arenas negras"). Aunque el oeste se encuentra el litoral del Caspio, "oficialmente" se encuentra en el listado de países sin salida al mar, pues tanto el Caspio como el Aral se consideran  lagos. Son cinco millones de habitantes en un territorio algo menor que España, la gran mayoría de etnia turcomana, nómada en origen. Sus principales recursos son los hidrocarburos y el algodón (cultivado en las escasas tierras de regadío del Amu Darya y de los ríos del sur del país). Es el quinto país del mundo si consideramos las reservas de gas natural que posee, pero se estima que el 60% de la población vive por debajo del umbral de pobreza


 
 
Asjabad, la capital, es un "oasis urbano" de lujo y edificios notables en medio del desierto, una ciudad megalómana construída a la mayor gloria del anterior presidente.
 
 
 
 
 Turkmenistán cuenta con lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, como Merv (la más antigua de las ciudades-oasis que jalonaban la Ruta de la Seda, con 4000 años de historia), Nisa (la capital del antiguo Imperio Parto) y Kunya-Urgench (la capital corasmia en tiempos del Imperio Aqueménida).
 
 Pero se podría decir que el "atractivo turístico" más conocido del país es algo con menos carga histórica, pero espectacular sin duda. Si se conduce 250km al norte de Asjabad, sorteando camellos por las carreteras del desierto, se llega hasta la pequeña aldea de Darvaza, de menos de 300 habitantes, en medio de la nada...
 
 
 
 
 En las inmediaciones de la zona, a comienzos de los años 70 del pasado siglo, unos geólogos soviéticos estuvieron realizando prospecciones en busca de hidrocarburos. Sin querer perforaron el techo de una cueva subterránea llena de gas natural, que se colapsó, produciendo un cráter de 60m de diámetro y 20 de profundidad.
 
 
 
 
 Lo que resulta chocante, al menos para mí, es que pensaron que la continua emanación de gas podría ser peligrosa, y no se les ocurrió otra cosa que prenderle fuego, pensando que se extinguiría en pocos días... Más de cuarenta años después, todavía sigue ardiendo...
 
 
 
 
 Al parecer, los habitantes de la zona la denominan "La Puerta del Infierno", y seguramente el crepitar de las llamas en el silencio sepulcral del desierto debe invitar a pensar en ello cuando uno se asoma al borde del cráter en la oscuridad de la noche.
 
 
 
 
 Un corto vídeo para hacernos una idea...
 
 
                                 
 
 
 De noche es visible a varios kilómetros de distancia. Se desconoce cuánto tiempo más puede seguir ardiendo, quizás décadas o quizás esté próximo a su final.
 
 Si llegamos a pasar por allí en nuestro camino desde Uzbekistán os contaremos qué se siente al calor de fuego a las puertas del Infierno...