viernes, 11 de abril de 2014

Hacia el este: Alejandro Magno y la apertura del mundo

 Alejandro III de Macedonia (356-323 a.C.), quien pasaría a la Historia como Alejandro Magno, es uno de los personajes que mayor fascinación ha provocado en todas las épocas. En su corto reinado de trece años cambió por completo la estructura política y cultural del mundo conocido por Occidente, iniciando una era de extraordinario intercambio de conocimientos. Levantó el mayor imperio existente hasta entonces, aunque tras su temprana muerte sus sucesores no supieron mantener consolidada su hazaña.

 Sucedió a su padre Filipo II con apenas 20 años de edad. Tras lograr la hegemonía macedónica sobre toda Grecia, inició en 334 a.C. la campaña militar por la que sería más recordado: la conquista del Imperio Persa Aqueménida.


 

 Cuando Alejandro conquistó Frigia (en Anatolia), visitó el templo de Zeus donde Gordias había realizado su ofrenda, atando el yugo de su carro con un nudo tan complicado que nadie había sido capaz de deshacerlo jamás. Según la leyenda, quien lo lograse conquistaría el mundo. Alejandro no dudó: cortó el nudo con su espada. Esa noche se desencadenó una tormenta, que fue interpretada como un claro signo de que Zeus daba su aprobación a la tajante solución.

 En pocos años  Alejandro casi cumplió la profecía: sus dominios se extendían por la Hélade, Egipto, Anatolia, Oriente Próximo, Persia y Asia Central, hasta el valle del Indo. Sus ejércitos se negaron a avanzar más allá del Ganges. Regresó a Babilonia, donde falleció en oscuras circunstancias poco antes de cumplir 33 años.



 Cuando Alejandro se adentró en Asia Central, en 329 a.C., no disponía apenas de información sobre las poblaciones  que pretendía someter, y encontró una cultura antigua y altamente desarrollada, no los pueblos "bárbaros" que imaginaba...

 Los guías partos que le acompañaban le habían advertido que tendría que franquear "montañas que tocaban el cielo". Tras atravesar lo que hoy es Afganistán, cruzó el Parapamisos (Hindu Kush), y llegó a Bactria (su territorio se corresponde en su mayor parte con el actual Tayikistán y norte de Afganistán). Tomó el país con poca dificultad, e incluso contrajo matrimonio con la hija de un sátrapa bactriano, la hermosa Roxana, su primera esposa.

  Al norte, tras cruzar el río Oxus (Amu Darya), se encontraba Sogdia (en el actual Uzbekistán y parte de Tayikistán), con las ciudades de Maracanda (Samarkanda) y Tribactra (Bujara). Aquí sí encontró fuerte resistencia, y la ocupación de este reino está salpicada de campañas descritas como sanguinarias por muchas fuentes. A orillas del río Jaxartes (Sir Darya) fundó una ciudad, Alejandría Eskaté ("la última", "la lejana"). Es la actual Khodjent, la segunda ciudad más poblada de Tayikistán. Al otro lado del río comenzaban las tierras de los escitas, a quienes no logró dominar...

 Tras la muerte de Alejandro se fraccionó su imperio. Bactria y Sogdia pasarían a formar parte del imperio seléucida, y más tarde del reino grecobactriano.





 Tres adjetivos califican la gesta histórica de Alejandro: fue breve en el tiempo, desmesurada en el espacio y las intenciones, y efímera en cuanto a sus resultados. Pero abrió las puertas de Asia al helenismo, creando puentes entre los habitantes de los extremos del mundo entonces conocido...


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