domingo, 20 de abril de 2014

Turkmenistán: Darvaza, "La Puerta del Infierno"

 Turkmenistán es uno de los países más cerrados al exterior del mundo, conseguir el visado de tránsito para nuestro Toyota va a ser complicado. Pero la visita a Asia Central no estaría completa sin esta república, y además es el punto de paso hacia Irán, otro objetivo tampoco fácil...

 Cerca del 80% de la superficie del país está ocupada por el desierto de Karakum ("las arenas negras"). Aunque el oeste se encuentra el litoral del Caspio, "oficialmente" se encuentra en el listado de países sin salida al mar, pues tanto el Caspio como el Aral se consideran  lagos. Son cinco millones de habitantes en un territorio algo menor que España, la gran mayoría de etnia turcomana, nómada en origen. Sus principales recursos son los hidrocarburos y el algodón (cultivado en las escasas tierras de regadío del Amu Darya y de los ríos del sur del país). Es el quinto país del mundo si consideramos las reservas de gas natural que posee, pero se estima que el 60% de la población vive por debajo del umbral de pobreza


 
 
Asjabad, la capital, es un "oasis urbano" de lujo y edificios notables en medio del desierto, una ciudad megalómana construída a la mayor gloria del anterior presidente.
 
 
 
 
 Turkmenistán cuenta con lugares declarados Patrimonio de la Humanidad, como Merv (la más antigua de las ciudades-oasis que jalonaban la Ruta de la Seda, con 4000 años de historia), Nisa (la capital del antiguo Imperio Parto) y Kunya-Urgench (la capital corasmia en tiempos del Imperio Aqueménida).
 
 Pero se podría decir que el "atractivo turístico" más conocido del país es algo con menos carga histórica, pero espectacular sin duda. Si se conduce 250km al norte de Asjabad, sorteando camellos por las carreteras del desierto, se llega hasta la pequeña aldea de Darvaza, de menos de 300 habitantes, en medio de la nada...
 
 
 
 
 En las inmediaciones de la zona, a comienzos de los años 70 del pasado siglo, unos geólogos soviéticos estuvieron realizando prospecciones en busca de hidrocarburos. Sin querer perforaron el techo de una cueva subterránea llena de gas natural, que se colapsó, produciendo un cráter de 60m de diámetro y 20 de profundidad.
 
 
 
 
 Lo que resulta chocante, al menos para mí, es que pensaron que la continua emanación de gas podría ser peligrosa, y no se les ocurrió otra cosa que prenderle fuego, pensando que se extinguiría en pocos días... Más de cuarenta años después, todavía sigue ardiendo...
 
 
 
 
 Al parecer, los habitantes de la zona la denominan "La Puerta del Infierno", y seguramente el crepitar de las llamas en el silencio sepulcral del desierto debe invitar a pensar en ello cuando uno se asoma al borde del cráter en la oscuridad de la noche.
 
 
 
 
 Un corto vídeo para hacernos una idea...
 
 
                                 
 
 
 De noche es visible a varios kilómetros de distancia. Se desconoce cuánto tiempo más puede seguir ardiendo, quizás décadas o quizás esté próximo a su final.
 
 Si llegamos a pasar por allí en nuestro camino desde Uzbekistán os contaremos qué se siente al calor de fuego a las puertas del Infierno...
 


 




1 comentario:

  1. Conseguimos tramitar el visado de Turkmenisán en Almaty, pero nos dieron un visado de tránsito de sólo tres días, y nos fijaron la ruta: desde el paso fronterizo de Farap a Sarahs, sin poder desviarnos del trayecto. Así que no vimos Darvaza ni Asjabad, pero a cambio pasamos por Merv. Y fue sencillamente impresionante estar allí...

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